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Mostrando entradas de enero, 2021

GRACIAS, DON ABELARDO

  Aún hoy, medio siglo más tarde, me pregunto qué fue de don Abelardo. De él conservo los momentos más dulces y coloridos de aquellas frías y tediosas horas de colegio, y sus clases son las únicas que rememoro en tecnicolor; las demás, siempre las recuerdo amargas y en blanco y negro. También atesoro los consejos más valiosos, que, por esos años, lo mismo que tantísimas cosas, solían escasear. Pero por encima de todo le debo lo que hoy soy, pues fue él quien abrió mi mente y me puso sobre el estrecho camino de los libres. Fue él quien de un golpe me quitó la tontería, literalmente, y quien, a su modo, me salvó de la segura servidumbre. Medio siglo ha pasado y le sigo debiendo las gracias, porque, aunque me duele decirlo, no encontré las palabras ni el valor para dárselas en persona cuando todavía estaba en el pueblo a punto de marcharse. Yo tenía trece años cuando dejé el colegio y me enamoré locamente de su hija Marijuli (los trece años de antes, no eran como los de ahora). No es

EL SALTO DEL ÁNGEL

            Batas-man se sentía abrumado por las circunstancias. Desde la azotea del edificio más alto de la ciudad de Gotham City, encaramado sobre una gárgola vierteaguas con forma de cabeza de dragón, contemplaba abatido cómo el último de los gothanianos corría a refugiarse en su portal, igual que un temeroso cervatillo perseguido por el alarmante eco de los avisos del toque de queda. «Otra noche sin trabajo», se dijo, cuando empezaron a caer los primeros copos de nieve de la que sería sin duda, como vaticinaron los hombres del tiempo y los estadistas, la Navidad más blanca y triste de este siglo.           Pero a Batas-man lo que realmente le angustiaba era la sensación de impotencia que aquella insólita oleada de desgracias le obligaba a soportar a diario, y que, en esas festivas vísperas, amenazaba con crecer peligrosamente a medida que la población necesitaba más amor y compañía. Su sentido “batasensible” no dejaba de detectar niveles de dolor y sufrimiento insoportables al

Finalista en el concurso de la editorial Zenda dedicado al centenario de Miguel Delibes

Muy contento de haber quedado entre los diez finalistas del concurso de relatos de la editorial zenda. Esta vez el concurso estaba dedicado al centenario de Miguel Delibes. Es la tercera vez este año que he quedado entre los diez finalistas de los concursos de esta editorial; dos de relatos y uno de poesía, y eso anima y crea buenas sensaciones. https://www.zendalibros.com/concurso-de-historias-rurales-primeros-10-seleccionados/