Imagina
que eres una mosca doméstica y que te llamas O, por ejemplo (nosotras nos
ponemos nombres cortos para ahorrar tiempo). Supón, O, que asumes tu naturaleza
díptera y eres consciente del rol que te ha tocado vivir, por lo que no puedes
hacer otra cosa que seguir tu instinto sin más. Desde ahora, las horas que
pases despierta (entre la siesta y el descanso nocturno dormimos unas dieciséis
horas diarias) las vas a dedicar al sexo, a poner cientos de huevos, a
revolotear por la basura, a succionar azúcar y excrementos, a frotarte las
patitas y a buscar la temperatura adecuada en las fuentes de otros organismos
con la sangre caliente; tarea que harás sin ánimo de molestar, naturalmente.
Aunque debes saber, O, que esa constante búsqueda de calor, a las moscas nos
resulta doblemente agotadora, pues todos los seres que lo transmiten, además de
tenernos manía persecutoria, encuentran harto desagradable tanto nuestra
insistencia como nuestra misma existencia. De ahí su afán por aplastarnos o
fumigar el entorno. Por esta razón, y para compensarlo de algún modo, estarás
dotada de una Supervisión de 360º.
Bienvenida,
O, ya perteneces al lado oscuro de la naturaleza. Eres una más de los insectos
que constituyen el grupo de animales con más especies de la galaxia. Tienes dos
semanas de vida por delante; tres, a lo sumo (si no te despachurran antes,
claro). Como eres una mosca común, te sumarás a los millones de moscas que
revoloteamos por los alrededores y emplearas tu tiempo en ser, simplemente eso,
una mosca común. Si bien, podrás consolarte pensando que tienes otros parientes
que contribuyen con más provecho a mejorar el ecosistema: ¿Sabes que gracias a
unas primas nuestras existe el chocolate? Es solo un dato. Ahí va otro: ¿Cómo
te quedas si te digo que hay millones de humanos que, aun viviendo cien años,
no han hecho ni harán nada útil por el planeta? Curioso… ¿Verdad? ¿Fuiste tú
uno de ellos, O? No me respondas. No tenemos un minuto que perder. Hagamos lo
que hacen las moscas comunes, que no es poco, al tiempo que eliminamos los
cadáveres, descomponemos la vegetación, nos comemos las heces, convertimos la
materia fecal, polinizamos y colaboramos en la cadena alimentaria. Sí, O,
aunque nadie lo crea (y esto es lo más mosqueante), nosotras también formamos
parte del ciclo de la vida, aunque que estemos en el lado oscuro de la galaxi… ¡¡Cuidado,
O!!
¡¡
ZAS…!!
Pobrecita.
Apenas si era una larva hace unos minutos. Que la fuerza te acompañe, O.
Notas
del Autor:
1_Salvo
el título, todo el relato ha sido traducido del idioma mosca al castellano.
2_Si
bien, podrás consolarte pensando que antaño inspiramos a Machado y que tienes
otros parientes.
BZZZZ
Z* (EL LADO OSCURO)
¡Qué chulo!
ResponderEliminar