Ir al contenido principal

VIOLETA ESTÁ BAJO LA SOMBRA DE MI PARRA

  

Ya desde bien chica me gustaba pensar que Violeta se marchó de este mundo para dejarme su hueco. Quiso la casualidad, y mi vieja, sobre todo, traerme a esta vida el mismo día y a la misma hora que ella decidió abandonarla. Pero no fue esa coincidencia, ni el hecho de que después me pusieran de nombre Violeta, en su honor, o que ella se apellidara Parra, que era donde yo siempre estaba, ni que, a la que tuve tacto para distinguir las cuerdas de una guitarra, y maña para afinar un poquito las de mi garganta, me lanzara a las calles de Lautaro a cantar sus canciones y a darle, con sus versos, las gracias a la vida. No, es verdad que son muchas casualidades, aunque no suficientes razones para sentirme dueña de su espacio.

      Hoy, aquí, todas sabemos quién fue ella y lo que hizo con aquella grabadora y su charango, lo que dejó por hacer con los pinceles y la pluma y, como no, lo que no le dejaron hacer por mucho que apretara y levantara el puño. Yo era una renacuaja cuando mi vieja, entre puntada y puntada a la arpillera, enhebraba el hilo a estas conquistas y derrotas de su mujer de referencia. Y según las hilaba, mi alma se iba cosiendo a la impronta y a la memoria de Violeta con la misma hebra que ella bordó su despedida. Entonces, entendí que hay personas que llegan y se mueren simplemente, y otras que jamás desaparecen.

         Yo no sé si Violeta Parra inició el movimiento de esta ola inabarcable, o si, como yo, tomó la estela de otra Violeta. Solo sé que su presencia sigue en la espuma y en el brío que precede a nuestra marea.

Si algo le reprocho son las prisas con que me pasó el relevo, pues, como decía mi vieja: «tampoco hacía falta empujar tanto con lo bien que lo estaba haciendo».

         

         #HistoriasDePioneras

         Javier Celada


Formato sonoro de la historia:

Comentarios

Entradas populares de este blog

MI PEQUEÑA Y DULCE SANDÍA

  F ue en Salou, durante las vacaciones del ochenta y dos, donde pasé las últimas y más efervescentes semanas de mi vida junto a Jeanette. Ese año, incomprensiblemente, nuestros padres dejaron de pedirnos explicaciones y se quitaron de encima la responsabilidad (que tan pesadamente parecían cargar todos los veranos) de ejercer de celosos carceleros de sus dos hijos, entonces adolescentes; apenas nos echaban en falta, salvo cuando se quedaban sin tabaco o cerveza fresca, y solo nos buscaban para que fuéramos a comprar al bar del camping o cuando, en mitad del aperitivo —abochornados, pero jocosos—, caían en la cuenta de que habían empezado a comer sin nosotros (de pronto, me parece escuchar la voz de mi madre surgiendo entre las risas y el sonido de los chapuzones de la chiquillería en la piscina: «¡¡Javi, Jeanette, la paella está en la mesa!!»). Lógicamente, estábamos encantados de verlos tan felices y despreocupados, y más aún, de sabernos libres y enamorados...

OPERACIÓN DRAGÓN

Mientras rebuscaba en el césped su diente, y se sorbía la sangre de las encías, Lee, pensaba que aquella «hostia» se la tenía bien merecida, tanto o más que los dos tortazos que, sorpresivamente, y de manera real, le propinó su maestro de artes marciales siendo él todavía un mocoso con pretensiones de heroico adolescente, después de que se mofara cruelmente de «Pequeño bolo», el alumno menos notable de la clase. Entre este decisivo acontecimiento y el que terminaba de ocurrir, habían transcurrido una decena de años, durante los cuales, ni el más audaz de sus rivales había sido capaz de mojarle la oreja — tanto en el tatami como en la ficción — , y en los que Lee, siempre intentó mantenerse fiel a la máxima de su viejo maestro: «Cuando entiendas que ganar no implica humillar, habrás alcanzado la gloria». Por todo ello, el joven karateka, estaba absolutamente convencido de poder abanderar sus principios por todo el mundo y de ser un digno merecedor de tal honor. Hasta ese preciso día. ...

Finalista en el concurso de relatos Sueños de Gloria

Un placer haber quedado de nuevo en  la selección de los 10 relatos finalistas que optaban a los premios del concurso   #SueñosdeGloria   patrocinado por Iberdrola.  Han sido  más de 400 textos  presesntados. El jurado de esta edición está formado por los escritores Juan Eslava Galán, Juan Gómez-Jurado, Espido Freire, Paula Izquierdo y la agente literaria Palmira Márquez. https://www.zendalibros.com/seleccion-del-concurso-de-relatos-suenosdegloria/ Y aquí el ganador y los dos segundos: https://www.zendalibros.com/ganador-y-finalistas-del-concurso-de-relatos-suenosdegloria/